Zidane se movía con la armonía de un solo ser con el balón. Con deslumbrante maestría y sofisticación técnica, él orquestaba el juego con pasión desbordante. Sus pases eran milimétricos, como pinceladas https://arranjmbq239387.elbloglibre.com/38686031/la-verdad-detrás-del-cabezazo-de-zidane